Si sois de esas personas curiosas por naturaleza, habréis visto que en algunos de los cascos que podéis encontrar en nuestra web aparece la nomenclatura MIPS, compuesta por un círculo amarillo sobre letras negras.

Estas siglas, hacen referencia a un sistema de seguridad ideado por el cirujano sueco Hans von Holst, que tras numerosos análisis de cascos en la década de los 90 llegó a la conclusión de que era necesario modificar el sistema de protección, de manera que se creara un sistema de protección contra impactos multidireccionales. “Multidirectional Impact Protection System”. MIPS.

Con el paso de los años este sistema ha ido evolucionando mucho y aunque inicialmente estaba sólo disponible en cascos de alta gama, hoy podemos encontrarlo también en las gamas medias siendo adoptado por la gran mayoría de fabricantes, aunque algunas marcas han sacado su propia visión o solución al problema, la base sigue siendo la misma.

Este sistema MIPS, lo que lo diferencia de un casco convencional es que en su interior, al menos en las gamas más básicas y que se rigen por aquellos primeros conceptos, poseen en dentro, una lámina de policarbonato, de manera que un impacto directo se convierta en uno rotatorio y disipe el golpe. Si te pones uno de estos cascos, lo primero que te das cuenta es que tu cabeza no toca directamente la carcasa externa, sino que esta puede bascular sin sentirse presionada por las almohadillas permitiendo así una movilidad interna. Una vez ajustado el casco verás que pese a que las almohadillas están fijas la carcasa se puede mover.

Este movimiento lo que genera es que los impactos no sean directos, sino que el casco se desplace, de manera que disipe la fuerza del impacto convirtiéndolo en rotatorio y llegando a reducir hasta casi el 40% el golpe, según los datos que se extraen de los diseños MIPS respecto a un casco convencional.

Como hemos comentado, los primeros diseños de cascos MIPS estaban compuestos por una plancha de policarbonato, pero hoy en día, algunas marcas han llevado el concepto más allá logrando generar cascos en dos bloques, que basculan uno sobre otro e incluso sistemas en los que las propias almohadillas son las que gracias a unas elásticas casi inapreciables, cumplen dicha función.