¿Mochilas, Riñoneras o Bidones?

Aunque no estamos en verano, con el tema de la pandemia todo se ha puesto patas arriba, de modo que es bueno llevar el agua desde casa, ante la imposibilidad de beber en una fuente porque esta haya sido clausurada para evitar contagios.

Es cierto que en algunas ciudades se han colocado surtidores dónde no hace falta el contacto con la fuente para recibir un chorro de agua fresca, pero muchos otros lugares se han clausurado así que es bueno llevar el agua a cuestas.

De esta guisa, la mejor solución para no quedarnos sedientos a mitad de ruta es llevar siempre el agua de casa, pues no sólo nos sirve para beber sino para mucho más. Es evidente que el tema de la hidratación es uno de los motivos más importantes, pero recordemos que en el agua podemos poner sales minerales reconstituyentes para evitar desfallecimientos y que también puede servirnos para limpiar alguna herida en caso de caída.

Entrado ya en la manera de transportar el agua, vamos a ver de qué opciones disponemos según el tipo de biker o preferencias de cada uno.

Bidones: este es uno de los sistemas por el que todos empezamos en el mundo de la hidratación y aunque con el tiempo algunos lo vamos relegando siempre es interesante ver sus posibilidades.
Una de las principales cualidades del bidón es la facilidad de limpieza, el precio y la posibilidad de llevar dos de ellos o incluso más según nuestra bici, con diferentes tipos de disoluciones para usar estos, en momentos concretos de la carrera. Por ejemplo, podemos llevar un reconstituyente para hidratarnos sin que nos falten sales y otro con algún tipo de estimulante, como taurina o similar, que nos sirva para esos momentos de mayor esfuerzo.

Los bidones suelen verse mucho en bicicletas de carretera, dónde les gusta llevar la espalda libre de bultos, pues en bicicleta de montaña o gravel, es posible que se escapen en algún salto o zona muy rota del terreno.

Bidon Bicicleta 750ml

Mochilas: Durante mucho tiempo este fue el sistema preferido de los ciclista de montaña, pues en pleno descenso sacar la mano del manillar para coger un botellín, es un acto de auténtica temeridad. Hoy en día se ven menos, pero las mochilas de hidratación sigue siendo uno de los clásicos del MTB.

Entre sus virtudes está la facilidad a la hora de beber sin sacar las manos del manillar, además de poder llevar gran cantidad de agua a la espalda, ya que hay mochilas que pueden albergar más de 3 litros, lo que ofrece una gran autonomía sin tener que parar en una fuente.

Lo bueno de llevar una mochila a la espalda es que no te tienes que preocupar de que te dejas nada por el camino o que algo se suelte o pierda ya que mientras lleves la mochila sabes que nada ha caído en las pistas.

En cuanto a los puntos negativos, hay quien no le gusta llevar nada a la espalda o les produce molestias el peso y muchos ciclistas acaban optando por llevar una pequeña bolsa de hidratación con agua y el resto de las herramientas en bolsas ancladas al sillín. Aunque últimamente se están viendo más las riñoneras, de las que vamos a hablar a continuación.

Riñoneras: Están de moda, todo hay que decirlo, sobre todo en el ámbito del mountain Bike más agresivo. Los motivos pueden ser diversos, pero podríamos destacar dos, por un lado el precio, que es inferior en general al de una mochila y por otro, liberar los hombros de peso, al igual que a la espalda. El liberar la espalda de peso, supone que esta no se empape de sudor, algo que es de agradecer tanto en verano como en invierno.

A diferencia de las mochilas, que suelen tener un diseño y características similares, en el campo de las riñoneras existen algunas diferencias. Estas las hay de tipo faltriquera, para llevar enseres y nada más, las hay para llevar botellines, e incluso con sistemas de hidratación como las Camelback, capaces de albergar hasta 1,5 litros de agua.

CAMELBAK Repack Low Rider 4

Ahora que ya sabes los tipos de sistemas que hay, sólo te queda decidirte por uno o porque no, combinar varios.